Este viaje estuvo protagonizado por tres parejas: Inma y Fede, Marifé y Gilbert y Marisa y Kiko. Aparte de esos 6 individuos, hubo más protagonistas como fueron todas las personas que acabaron formando parte de esta historia. Desde el piloto del avión hasta la camarera de un restaurante de Bermeo. Fue mucha la gente que hizo de este viaje una aventura para no olvidar.
Nuestros seis personajes tienen un papel parecido en la historia que contamos, pero cada uno estaba especializado en algo distinto, lo que aportaba ese toque de obligada convivencia que todo grupo que se precie debe soportar o aprender a soportar.
La verdad es que no hay que estirar la cuerda demasiado cuando se trata de convivir. Unos días de vida en común están bien, pero llega un momento que a cada uno lo que le gusta es estar tranquilo en su espacio de confort, o sea, en su casa. pero bueno, como dice la canción, viajar es un placer que no suele suceder y, cuando sucede, hay que aprovechar al máximo.
En el caso caso que nos ocupa ahora, la cosa acabó como empezó, perfecta y, como diría Fede, de categoría.
En cuanto a los roles de nuestros participantes, había muchas facetas de cada uno que sumaban en el grupo. Una era la que con un teclado de internet llegaba a los más intrincados lugares de la web y era capaz de reservar una habitación de hotel con vistas en Madagascar en tan solo 10 segundos, con opción a reembolso si no te gustaba.
Otros eran grandes cocineros, cosa que en este viaje no hizo mucha falta, pero seguro que él aprendió mucho para nuevas ocasiones. También habían especialistas en mapas, en organizar grupos, en decidir (importante), en tener ideas para hacer las visitas más amenas y en, sencillamente, dejarse llevar. Todos eran útiles e insustituibles. Por eso, cuando todo concuerda, como esa vez, todo sale bien.

