Al terminar el desayuno salieron del hotel y, como andaban un poco sobrados de tiempo, aprovecharon que pasaban por debajo del Primark para verlo. Era inmenso. Entraron para echar un vistazo y al final alguien hizo algunas compras, entre ellas Kiko un chubasquero y un par de pantalones para una hija. Aún así había tiempo de sobra y estaban cerquita del punto de encuentro.
Sobre las 10.30 los nuestros tenían cita con el free tour “Bilbao histórico”, que comenzaba en la plaza del Arriaga, justo delante del gran teatro. Había tanta gente con reserva que se hicieron tres grupos para la visita. A los nuestros les tocó Ander, un joven vasco, majete y con muy buena voz. Como buen vasco, Ander hizo todo el recorrido a pelo, sin megáfono.
El teatro, igual como el resto de la ciudad, sufrió incendios e inundaciones, pero siempre se reconstruyó.
Ander llevó a nuestro grupo y a una veintena de personas más por el casco viejo explicando anécdotas, cosas curiosas y la historia de todo lo que aparecía delante de los ojos de sus clientes.
Ander también repasó la creación de la ciudad, los palos que les dieron en las guerras carlistas, la gran riada de 1983, el carácter vasco, y más concretamente el carácter bilbaíno, generoso, amigo de sus amigos, algo fanfarrón y orgulloso de sí mismo.
Entre la infinidad de las curiosidades que Ander desgranó, te contaré algunas.
El lugar donde está fundado Bilbao viene determinado, evidentemente, por la ría del Nervión que en su día fue una autopista de comunicaciones que favorecía el comercio. Era más fácil llevar las cosas por la ría que por caminos pedregosos encima de carros. Pero para el comercio también fue muy importante la presencia de minas de hierro de muy buena calidad y a cielo abierto. En el siglo XIX, en las minas delante de la ciudad de Bilbao, en la orilla izquierda de la ría, cuando se descubría una veta de hierro se avisaba al ingeniero para que fuera a verla. Normalmente este ingeniero era británico y, si la mina era de buena calidad, escribía en un papel “all iron”, que en inglés significa, “todo hierro” y enviaba a alguien del terreno al telégrafo para dar la noticia. Las palabras “all iron” corrían como la pólvora por toda la contornada como sinónimo de éxito. El “all iron” se transformó en "alirón" y esta palabra se quedó entre nosotros para definir la celebración de los éxitos deportivos del Athletic de Bilbao.
Otra de las curiosidades que explicó Ander fue una minilección magistral de euskera. Entre otras cosas, la palabra mozo/moza en castellano viene del vasco “motzo”, que significa “corto”. Los chicos y chicas vascos, cuando eran jóvenes, llevaban el pelo corto y por eso se les llamaba motzo.
Otra información en cuanto a la raiz de algunas palabras. En euskera roca es haitz, árbol es zuhait (roca de madera) y hacha es aizkora (roca afilada). Todo son rocas.
Ander también contó andanzas de Unamuno por la ciudad. En la plaza que lleva su nombre, bajo un busto suyo, Ander explicó que una vez lo robaron, hicieron uno nuevo y después de los años apareció el original en el fondo de la ría. También comentó el carácter tan especial que tenía el escritor, que gustaba de discutir con todos por el mero hecho de discutir.
Cuando acabó el free tour, nuestros turistas volvieron a la plaza de Unamuno, al bar Bacaicoa, a tomar un pintxo de chorizo y una caña a la salud del famoso literato.
Durante el free tour, Ander, el guía, les comentó que mejor que no fueran allí, porque, aunque estaba muy bueno, las cantidades eran un poco escasas y el precio era más alto de lo normal. Mejor que fueran a la calle Jardines, allí al lado, que había también restaurantes y eran bastante mejores y más asequibles. Si eso te lo dice un guía de Bilbao, entonces es "palabra de Dios". Inma, sin pensarlo dos veces, sacó su móvil y en breves segundos ya tenían una reserva en un restaurante de esa calle.
Los nuestros salieron a la calle con la tripa llena y satisfechos con la elección del restaurante. Durante el postre habían quedado que no irían al hotel a descansar sino que bajarían la comida con la siguiente actividad programada. Después ya descansarían.
Al salir caían gotas, algo al parecer muy normal en estas ciudades del norte. Ahora, con el cambio climático ya no lo es tanto. Ahora los vascos agradecen esta agua cada vez que cae. Los nuestros, que venían de una zona donde llueve "distinto", miraban el cielo con cautela.
La actividad que tocaba ahora era la subida al Mirador de Arxanda, bonito lugar con grandes vistas sobre la ciudad de Bilbao. Se trataba de dar un paseo de veinte minutos desde las 7 calles, donde se encontraban, hasta la estación del funicular para subir al mirador.
Poco a poco la lluvia se fue intensificando hasta dejar de ser el xirimiri típico el norte para convertirse en aguacero mediterráneo. Mal que bien, con paraguas y chubasqueros llegaron a la estación en condiciones aceptables.



